Síndrome del Túnel del Carpo (STC). Atrapamiento del nervio mediano

El síndrome del túnel del Carpo (STC) es una patología muy frecuente que afecta al nervio mediano y produce dolor con entumecimiento y parestesias de la mano, y que se produce por compresión de este importante nervio en la flexura de la muñeca.

El STC es una patología evolutiva con tendencia al empeoramiento progresivo por lo que es importante tomar las medidas adecuadas a cada momento lo más precozmente posible.

En las fases iniciales con afectaciones leves, las medidas conservadoras pueden ser eficaces para frenar su evolución, sin embargo, en os casos más avanzados se puede llegar a lesiones el nervio de forma irreparable por lo que se recomienda la liberación quirúrgica del nervio mediano, cuyos resultados suelen ser muy satisfactorios.

El nervio mediano pasa a nivel de la muñeca a través de un túnel anatómico formado por los huesos del carpo, que forman una concavidad en forma de “U” donde se alojan los tendones flexores de los dedos, envueltos en vainas protectoras que facilitan su deslizamiento, con del nervio mediano, y está cerrado por un fuerte ligamento, de gran resistencia y escasa capacidad de disensión, que forma el techo y cierra la “U” que es el ligamento transverso del carpo. Estas estructuras forman un túnel inextensible, en el carpo, en cuyo interior se encuentran los tendones y el nervio mediano.

 

El nervio mediano es el responsable de la sensibilidad de la palma de la mano y de los dedos 1º hasta la mitad del 4º trasmitiendo datos de tacto dolor y temperatura. Cualquier aumento en el volumen del contenido de este túnel del carpo, comprime las estructuras de su interior, y el más sensible es el nervio mediano, alterándose la conducción y provocando la sintomatología propia del síndrome del túnel carpiano (STC)

Las causas que originan el síndrome del túnel del carpo (STC) son con frecuencia multifactoriales. Es más frecuente en mujeres y aumenta su incidencia con la edad. Existe un componente estructural ya que el túnel carpiano puede ser más pequeño en algunas personas con un componente hereditario, y un componente funcional de movimientos repetitivos durante largos periodos de tiempo en flexo extensión de la muñeca o el uso prolongado de aparatos vibratorios.

También se asocian al síndrome del túnel carpiano (STC) enfermedades sistémicas como la artritis reumatoide, alteraciones tiroideas (hipotiroidismo), la diabetes, enfermedades de depósitos (amiloidosis) o patologías locales como quistes, alteraciones anatómicas o tumores que ocupan espacio, o los tratamientos esteroideos o el embarazo por retención de líquidos.

Los síntomas del síndrome del túnel del carpo (STC) suelen ser progresivos y se inician de forma intermitente, sin que sean incapacitantes para el uso normal de la mano, con molestias difusas en antebrazo y mano que conforma avanza pueden llegar hasta el hombro, con sensación de entumecimiento o calambres y falta de sensibilidad en los dedos entre el pulgar y el anular que aumenta en posturas forzadas de flexión y extensión mantenidas de muñeca. Estos síntomas, con frecuencia son de predominio nocturno, llegando en los casos más avanzados a despertarnos por la noche.

En los casos más avanzados puede llegar a lesionar al nervio de forma irreversible con dolor, pérdida de musculatura de la mano con pérdida de fuerza y capacidad de agarre, alteraciones permanentes de la sensibilidad con dificultad para realizar pinzas con los dedos o falta de habilidad manual, por lo que se recomienda el tratamiento quirúrgico antes de llegar a esta fase.

La mayor parte del diagnóstico del síndrome del túnel carpiano (STC) se basa en la sintomatología y la historia clínica que nos permiten establecer el diagnostico de sospecha. La exploración busca, mediante maniobras forzadas, desencadenar la sintomatología mediante compresión a lo largo del trayecto del nervio mediano, así como localizar las zonas de falta de sensibilidad o las posibles atrofias musculares y falta de fuerza.

La prueba fundamental, que nos permite conocer el estado de compresión, grado de afectación y la función del nervio mediano, es la electromiografía (EMG) y el estudio de conducción nerviosa (NCS), e incluso si existe alguna otra patología en el nervio.

Otras pruebas que pueden ser de utilidad son la Radiología, buscando alteraciones en la estructura ósea del túnel del carpo que pueda ser la causa de la compresión cono deformidades óseas o antiguas fracturas, la Ecografía que nos permite ver tejidos blandos o signos de deformidad por compresión del propio nervio mediano o la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) en busca de tejidos anormales, tumores quistes o cicatrices dentro del túnel del carpo, que puedan ser los causantes de la sintomatología.

El tratamiento precoz del síndrome del túnel del carpo (STC) de forma conservadora, no quirúrgica, permite frenar la evaluación de la enfermedad y evitar llegar a situaciones graves e irreversibles. Responden bien a los antinflamatorios no esteroideos (AINE), la fisioterapia o las férulas nocturnas en posición neutra que evitan las posturas forzadas durante el sueño.  Evitar las posturas forzadas, repetitivas o mantenidas que agravan los síntomas, también ayuda a controlar la enfermedad.

Algunos autores proponen el uso de inyecciones de corticoides en el túnel del carpo, por sus efectos antinflamatorios. Estos efectos a veces son solo temporales y la inyección conlleva riesgos de depósito del corticoide en puntos no deseados que debemos evitar.

El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos con mayor afectación del nervio mediano o los que no mejoran de sus síntomas con tratamientos no quirúrgicos para evitar llegar a situaciones con daños irreversibles.

La intervención consiste en abrir el techo del túnel del carpo para disminuir la presión sobre el nervio mediano que provoca los síntomas. Habitualmente la cirugía es de carácter ambulatorio, sin ingreso hospitalario, con anestesia local o loco regional, y en ocasiones ayudada con un sedante para dar tranquilidad al paciente en el quirófano. Se realiza una pequeña incisión en la muñeca seccionando el ligamento anular del carpo, lo que aumenta el tamaño del túnel y libera de la presión al nervio mediano. Con el tiempo este ligamento cicatriza, habitualmente dejando un túnel del carpo más amplio, aunque en ocasiones puede ser insuficiente y precisar nuevas cirugías adicionales

Tras la cirugía es de esperar una mejoría del dolor y las parestesias hasta en un 98% de los casos y de forma muy precoz, aunque depende del grado de lesión y de la capacidad de recuperación de cada paciente. Las molestias leves que quedan tras la cirugía y la fuerza pueden llegar a tardar 2 o 3 meses en recuperarse y en los casos más graves hasta 12 meses.

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