Rizartrosis. Artrosis de la base del pulgar

Rizartrosis

La artrosis trapecio metacarpiana (TMC) de la muñeca, o rizartrosis es una patología degenerativa de la base del pulgar, mucho más frecuente en mujeres y a partir de los 50 o 60 años de edad, que se produce por desgaste del cartílago de la articulación, y cuyo roce produce dolor, terminando por limitar la función de la mano.

Como en todos los casos de artrosis, el roce sobre el cartílago produce su desgaste y se va perdiendo progresivamente. En los casos de rizartrosis, provoca el dolor en la base del pulgar, con deformidad y perdida de la función de la pinza de la mano. Todas las actividades manuales en las que la pinza del pulgar sea fundamental están expuestas a desarrollar esta artrosis trapecio metacarpiana (TMC).

La articulación trapecio metacarpiana (TMC) tiene unas características anatómicas que la hacen peculiar, tanto por su forma, como por los tendones y ligamentos que la estabilizan, soportando una carga entre 20 y 30 veces mayor que la presión de pinza que realiza, de ahí la alta frecuencia de la aparición de la rizartrosis. Esta sobrecarga articular justifica, por si sola, la aparición de la artrosis TMC, pero pueden además asociarse factores genéticos y otras causas como la artritis reumatoide, la psoriasis, o la confluencia de factores hormonales y una mayor debilidad de los ligamentos, en los casos que afectan a las mujeres.

El motivo de consulta en los casos de rizartrosis es fundamentalmente el dolor en la base del pulgar, sobre toda para la

Rizartrosis
Imagen clínica

realización de la pinza, tras un tiempo prolongado de inmovilidad. La inflamación, la limitación para los movimientos de prensión, y en los casos más avanzados, la deformidad con la aparición de un abultamiento en la base del primer metacarpiano, son datos clínicos que nos orientan hacia el diagnóstico de la artrosis trapecio metacarpiana (TMC) del pulgar.

Como en todos los procesos degenerativos, en la rizartrosis la sintomatología es progresiva, y raramente se consulta al médico en las fases precoces de la enfermedad, en la que, con las medidas adecuadas, se puede controlar el dolor y frenar la evolución de la enfermedad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los procesos llegan a la consulta en fases avanzadas en las que el tratamiento debe ser más agresivo.

El diagnóstico de la artrosis trapecio metacarpiana (TMC) basado en los síntomas y la exploración, debe confirmarse con un estudio radiográfico, que nos permitirá conocer el estado de deterioro de la articulación, así como descartar otras posibles patologías con sintomatología semejante, como la tenosinovitis de De Quervain, lesiones del escafoides u otros procesos artrósicos degenerativos o reumáticos de la mano. En los casos de duda diagnostico se puede plantear el uso de la RMN.

La destrucción del cartílago que se produce en la artrosis trapecio metacarpiana no es reparable, por lo que es recomendable comenzar a tratarla lo antes posible para frenar su evolución, disminuir el dolor y evitar la pérfida de función de la mano. En el grado I, en el que el dolor aparece solamente en algunos movimientos, y la radiografía muestra aun pequeñas alteraciones, o el grado II, en el que las alteraciones radiólogas son mayores, y el dolor aparece a la realización de actividades habituales, las pautas conservadoras pueden tener buenos resultados, hasta en un 75% de los casos.

Para seguir un tratamiento conservador, no quirúrgico, en la rizartrosis, utilizamos antinflamatorios no esteroideos y la protección articular mediante férulas de inmovilización específicas. Estas inmovilizaciones deben mantener el dedo pulgar en abducción funcional, correctamente posicionado, y permitiendo la movilidad de la articulación inter-falángica. La Fisioterapia con ejercicios de movilidad articular, la terapia ocupacional, y los baños de manos con parafina también pueden ayudar a aliviar el dolor y mejorar las rigideces articulares.

En el grado III y IV de la artrosis trapecio metacarpiana (TMC), las alteraciones radiográficas son más importantes, con marcado pinzamiento articular, aparición de osteofitos (crecimientos óseos irregulares) y subluxación de la articulación mayor de 1/3, y las manifestaciones clínicas también son mayores, con dolor en el uso habitual de la mano, que se hace persistente incluso en reposo, llegando en las fases más avanzadas de la rizartrosis, a la rigidez, con deformidad del pulgar, pérdida de fuerza, y grandes limitaciones para la realización de la pinza del primer dedo.

En estos casos más avanzado de la rizartrosis, y en aquellos en los que fracasan los medios conservadores, la indicación es el tratamiento quirúrgico. La cirugía tiene por objeto mejorar el funcionamiento de la mano, y eliminar el dolor. Son múltiples las técnicas que se han descrito en la literatura, pero todas ellas buscan aliviar el dolor, y mantener la movilidad la orientación y la fuerza de la pinza digital.

En los casos iniciales, en pacientes jóvenes, con artrosis trapecio metacarpiana leve, podemos utilizar las ligamentoplastias para estabilizar la articulación y evitar la progresión de la rizartrosis, o las osteotomías del primer metacarpiano para corregir su posición y disminuir las presiones en la articulación.

En los casos más avanzados de rizartrosis, con mayor afectación de las superficies articulares, podemos utilizar la fijación de la articulación o artrodesis trapecio metacarpiana, que asegura una correcta posición funcional, y el mantenimiento de la fuerza, o las técnicas de artroplastia con resección del hueso trapecio, y la interposición, bien con tendones, creando un sistema de estabilización, o con las prótesis TMC cuyo uso está menos difundido por las complicaciones y los costes. Para la indicación de estas artroplastias se recomienda que los requisitos funcionales de la mano no sean demasiado exigentes.

Para la elección de la técnica quirúrgica, en el tratamiento de la artrosis trapecio metacarpiana (TMC), es necesario valorar factores como, la edad del paciente, el grado de lesión, y las necesidades funcionales que queremos recuperar con la cirugía.  La artrodesis trapecio metacarpiana tiene una alta tasa de resultados satisfactorios, manteniendo la fuerza de la pinza del pulgar. Con las artroplastias de reconstrucción e interposición tendinosa, también se pueden obtener buenos resultados funcionales, pero inferiores a las artrodesis, aunque cada paciente precisa de la técnica más adecuada para su caso.

En general, los tratamientos quirúrgicos, adaptados a la situación de cada paciente y sus necesidades funcionales, con una correcta indicación, muestran resultados muy satisfactorios en más de un 80% de los casos, mejorando la funcionalidad de la mano y disminuyendo el dolor en la realización de la pinza digital.

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